miércoles, 29 de abril de 2009

SGCI 0127 ID29A - 09:45:51 - 042909

100 días.

Hace 100 días J. P-V. estuvo presente en la investidura de Barak Obama como 44º Presidente de los EE.UU. Desde Washington D.C. nos enviaba esto:

"Inauguration Day, 20 Enero 2009.

Puede que sean muchos los que duden de la capacidad del Presidente Obama para llevar a buen puerto sus promesas y sobre todo las elevadas expectativas creadas tanto en EE.UU. como en el resto del mundo. Los que nieguen su carisma a estas alturas probablemente no hayan seguido un solo segundo de sus intervenciones públicas en los últimos dos años, o simplemente pretenden crear debate en torno a su causa.
Incluso la sensación de estar viviendo cómo se construye la Historia queda en un segundo plano ante la avalancha de ilusión, esperanza y confraternidad que se han vivido estos días por millones de visitantes en las calles de la capital americana. Que todo quede en un espejismo o no probablemente dependa de la calidad técnica y moral de los principales protagonistas de su Gobierno. El milagro de involucrar a tantos millones de personas en metas que les superan como individuos es mucho más complicado, y podemos congratularnos en que ya ha ocurrido. Mi opción por tanto, es seguir creyendo que el positivo tsunami seguirá su curso… si no se olvida esa ilusión.
Los otros dos apuntes que me parecen más relevantes desde mi situación de inmigrante temporal: la condición de afroamericano del presidente Obama le posiciona para hablar con autoridad moral a todo el pueblo estadounidense, sin excepciones, pero es tan sólo un detalle más que no debe difuminar su tremendo sentido político, su inteligencia y su capacidad de representación de los valores occidentales en el mejor de los sentidos. El segundo, la envidia sana, o no tan sana, por los hitos y etapas superadas por la democracia norteamericana. Ahora que es sencillo pretender subirse al carro de los obamistas, no estaría de más sacar alguna lección para el ejercicio de la política y la vida pública doméstica. Desde la promoción del sentimiento patriótico, el reconocimiento de sus raíces humanistas, espirituales y religiosas, a la ausencia de complejos en sus valores como sociedad. Podríamos resumir diciendo que Barack Obama es un radical, pero un radical asentado en posiciones honestas y probablemente acertadas.
Curiosos también nuestros vaivenes con lo americano. Desde hace semanas ya no es necesario dar explicaciones de por qué un europeo viene a trabajar y formarse a EE.UU. Desde dentro, los valores y las limitaciones de la sociedad americana se entienden de manera radicalmente independiente a las alternancias en los gobiernos. En cualquier caso, bienvenido sea desear reflejar lo bueno y que por una vez, en este querido país, coincidamos en nuestra opinión hacia un personaje político una extensa mayoría."
J. P-V.

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