jueves, 29 de julio de 2010

SGCI 0184 WRB29J - 09:52:10 - 072910

Porque cada vez que el animal más hermoso sobre la Tierra embiste, no lo hace para que el maestro -compuesta la gallarda figura, abierto el compás o arrastrando la muleta con la mano izquierda en pinturera estampa, citando en la raya del tercio o en medio del ruedo- demuestre su valor y coraje, alcance la gloria con sus maneras u osadía, sea recordado por su audacia o retratado cual héroe inmortal en una foto de Canito. Me temo que no. Cada vez que un toro embiste lo hace para defenderse de una amenaza, acometer un elemento hostil y acabar con él. Se arranca, galopa y su objetivo es herir, mutilar o matar.
Que nadie se engañe. Bastante tenemos los aficionados con que lo intenten -engañarnos- algunos de los que se hacen llamar ganaderos, empresarios y demás gentes del toro. La aspiración última de unos y otros debería ser ofrecer un combate a vida o muerte inspirado en el valor, el ímpetu, la dignidad, la hombría, el arrojo... la nobleza, la bravura, la casta, la firmeza y el instinto de supervivencia. En definitiva, en la pasión y la verdad. Ganaderos taimados que ya desde la concepción apuestan por el torito cómodo, terciado, con cierta presencia, muchos pies al salir deslumbrado de los chiqueros y algo de movilidad en la lidia, y se conforman con ofrecer ejemplares gordos, descastados, sin fuerza. Conseguir que te salga un toro como Dios manda cuesta el dinero y el tiempo que algunos no están dispuestos a emplear. Empresarios complacientes y embaucadores que ofrecen lo mismo para las figuras que han perdido el sitio, si es que alguna vez dieron con él y se dejan arrastrar por la corrida fácil; corridas con medio-toros (la mayoría inválidos para la lidia) y pegapases efectistas de los que no defraudan a nadie en carteles destinados al consumo de domingueros taurinos. Veterinarios untados hasta las orejas que hacen pasar por bueno cualquier bicho con cuatro patas, 500 kilos y dos pitones, por mucho que cojee o sea bizco hasta poder quitarse los paluegos de entre los dientes. Artistas que han permitido consciente o inconscientemente que su vocación de hacerse ricos se haya impuesto a la de ser matador de toros y que exigen por contrato oponentes que de peligrosos tengan lo justo (y eso cuando se lo dejan -lo peligroso- intacto y sin afeitar) dejando cada vez más reducida la nómina de maestros en el arte del toreo. Estoy seguro de que no es culpa suya y también caen en todo tipo de trampas estando en manos de quien están. Porque no se nos puede olvidar que salen a la plaza a jugarse juegan la vida en cada actuación, pero los riesgos se ven reducidos de forma en ocasiones antinatural, sean o no cómplices de ello. Banderilleros y picadores que asumen sin rechistar como única misión conseguir que el animal sangre, sufra al lanzar cornadas, se debilite y pierda fuerza y empuje, sin que tenga la más mínima oportunidad de mostrar su nobleza y bravura viniéndose de largo, acometiendo con fijeza a su objetivo, para vencerlo y destrozarlo o salir herido... Por no hablar de los que torean desde el callejón o la barrera, o de los que montan bufonadas pueblerinas con vaquillas, utreros o desecho de camadas. Y mucho entendido -quizás la dureza de estas reflexiones me conviertan en uno de ellos- y poco aficionado...
Todos tienen su parte de culpa y entre ellos han conseguido que la fiesta de los toros sean vistos como un espectáculo cruel y sangriento, una simple tradición que forma parte de la cultura de un pueblo que cada vez comprende menos las cosas pero se las traga. Con cada inválido que sale al ruedo (afeitado o con las defensas más mermadas de la cuenta), con cada bajonazo irrespetuoso, puyazo infame o banderillas innobles en mal sitio, quien sufre las consecuencias no son sólo el toro bravo y la fama del que los administra, sino también el significado de exponer y jugarse la vida. Matar o morir. A cuerpo con dos arponcillos, con trapo y estoque, o con la fuerza bruta y dos pitones afilados que dé miedo mirarlos. Si luchas y no hay enemigo o si fallas con la espada habiendo sido un Hombre, es lo de menos. Hay tardes que hubiera sido mejor no salir del hotel. Por ti o por lo que te encuentras delante. Los aficionados lo comprenden todo, siempre que no mientas.
En tauromaquia, el lema olímpico (citius, altius, fortius -más rápido, más alto, más fuerte-) encuentra su contrario: torear lo más cerca y despacio posible, bajando la mano, con suavidad y temple. Crear... Construir algo hermoso de contemplar. Expresar emociones con una muleta en la mano y sudor en el rostro, transmitirlas y conseguir que esa creación artística vaya más allá de una mera demostración pública de valor y técnica. Comunicar, en un plano más o menos espiritual o artístico, pero siempre de verdad. Sin embargo, son más en el mundo del toro los ganaderos decentes, empresarios honrados, Matadores de toros y profesionales con vergüenza torera que persiguen ese ideal, cumplirlo o que se cumpla; toros que continúan luchando por salvar su vida incluso después de que le haya sido perdonada; faenas épicas, cogidas espeluznantes... Quizás sea la esperanza que me queda como aficionado para seguir persiguiendo la emoción de un natural interminable, admirando una creación demoledora de energía y belleza, recordando una y otra vez el olor a albero, animal enfurecido y miedo.
A nadie se le escapa que la prohibición del Parlament responde a la enfermiza obsesión que tienen algunos por hacer desaparecer de su tierra todo aquello que huela a España, y a los pocos huevos que tienen otros para oponerse a tanta pollada; pero hay realidades que no ayudan nada, y hoy día es facilísimo ampararse en argumentos animalistas para justificar la abolición de las corridas de toros en Cataluña a partir del 1 de enero de 2012. Hay cosas que habría que prohibir por haber dejado de ser (o no haberlo conseguido nunca) aquello a lo que estaban llamadas. Y no precisamente los toros.

lunes, 26 de julio de 2010

SGCI 0183 POP26J - 09:34:41 - 072610

Siempre pensé que era una bebida de viejas hasta que hace poco le di una oportunidad. Recuerdo perfectamente mi primer gintónic. 1993, agosto. Mi afición por la ginebra nació algo antes y corrió paralela a la de leer novelas policíacas. Murió un tiempo después, cuando empecé a sufrir en silencio, ya sabes. Hasta aquel verano, la combinaba con limón; una mezcla de lo más refrescante. Después, también (aquella extravagancia fue una raya en el agua). Un amigo te llama, sospechas que quiere convencerte de algo, darte su versión de la movida que acaba de reventar la pandilla y te dejas llevar incluso a la hora de pedir las bebidas. Visualizo la escena como si la estuviera viviendo (bebiendo) en este momento. Durante la charla mi amigo no para de largar de unos y otros buscando mi complicidad, de justificarse y de venderme la historia como si yo, pobre inocente que no me entero de nada ni sé de qué va la película, no tuviera más remedio que tomar partido por él ante la contundencia de sus argumentos y explicaciones. Me cuesta horrores no saltar por encima de la mesa y majarlo a hostias, gritarle a él todo lo que no he sido capaz de decirle a ella entre otras cosa porque sé que no servirá de nada y el numerito no me otorgará la justicia que algún día espero hallar. Así que me limito a poner cara de asco y echarle la culpa al gintónic. Es mi primera vez, qué esperabas. De vuelta a casa, cuando nos despedimos, él se va tan contento -creyendo haberme convencido- por anexionarse un elemento básico (fundamentalmente porque el más agraviado por el tema va a hacer número entre los suyos) y yo juro por lo más sagrado que nunca más volveré a confiar en él. Ni en ella.
Casi todos los profesionales del ramo ponen el origen de nuestra aversión u hostilidad a ciertas cosas en algún trauma de la infancia (adolescencia, en este caso), en algún acontecimiento que nos haya conmocionado o marcado para siempre, y luego nosotros disfrazamos nuestra fobia de lo que mejor nos viene y nos justifica o de alguna gracieta: el gintónic es una bebida de viejas...
Reconozco que junto con la FOTOGRAMAS la revista AR es mi publicación mensual de culto. Nadie podrá negarme que analizar la portada de la AR es el mejor medio para comprobar las maravillas que pueden hacerse con la última versión del photoshop. En su último número el Gin & Tonic se reinventa para convertirse en la bebida más sofisticada del momento. El rey de la noche. Tu marca de ginebra de toda la vida ni aparece entre el muestrario de botellas de diseño y alucinas con los ingredientes con que se elaboran hoy día la propia ginebra o el agua tónica -ojo de dragón, hojas de amapola, limón asiático o quinina del Perú-. Supongo que es mi actitud de natural prejuiciosa la que me impide disfrutar plenamente de los pequeños o grandes placeres que me niego sistemáticamente. Es como el rollo que se traen los americanos (estadounidenses) con lo de ir a pescar con la prole. El plan perfecto para pasar tiempo con tu hijo y mostrarle a él (y al mundo) cuán enrollado y gran padre eres, qué complicidad existe entre ambos y lo que le quieres (y te quiere) y unidos que estáis. He aquí otro trauma, pues: Fredo Corleone subido en la barquita, pescando en el lago Tahoe, rezando un Avemaría a punto de ser ejecutado. Si a mí me viene un pariente y me invita a salir a pescar al lago con su barquita, salgo corriendo y no paro hasta reventar. Está claro que con los prejuicios y las suspicacias no se trata tanto de darle una oportunidad a las cosas o a las personas como de darte una oportunidad a ti mismo.

lunes, 12 de julio de 2010

SGCI 0182 PEM12J - 09:55:55 - 071210

Si no hay por lo menos cuarenta vecinos peritando la instalación de la bandera no hay ninguno. 50 metros cuadrados de tela ondeando entre los bloques 5 y 7 a casi 40 metros de altura, amarrada a las pérgolas de los áticos de J.M. y M. por medio de un ingenioso sistema similarmente igual al de las cuerdas de tender la ropa, con sus poleillas para que la cuerda corra y en caso de que La Bandera se enrolle sobre sí misma poder recogerla y presentarla correctamente. Esto último ocurre en varias ocasiones, y cada vez que logran desplegarla, suena el himno de España (loo-loo, looooo-looooo...) y los vecinos se abrazaban, emocionados. Las pantallas colocadas en el ambigú de la piscina y la Shakira y el Bisbal sonando en el estéreo dan ambientillo al baño vespertino: coreografías de aquagym a ritmo del (insufrible) waka-waka y padres con sus bebés jugando y dando saltitos en la parte del vaso donde el agua no cubre. Reunión en la cumbre en el yacusi y muchas banderas nacionales y camisetas de la selección. Y nuevamente La Bandera que se enrolla con el aire y otra vez que se despliega con el loo-loo, loooo-looooo... Mucha motivación en la previa; como los putos tulipanes nos manden para la Venta del Nabo, verás.
J.M. baja a la piscina y en seguida se forma un corrillo en torno a él. Es capitán de Aviación en la Base Aérea y no ha dudado en sisarse la bandera para deleite y exaltación patria de la hinchada de la urbanización. Todo un personaje, simpático y bastante hablador, y eso que es algo tartaja y tiene frenillo. Es bajito pero fortote, un G.I. Joe con el pelo canoso cortado a cepillo. Al pequeño J.M. jr. lo tiene bien entrenado -en 7 minutos nos vamos para arriba; quedan 2 minutos...- pero es muy atento y puedes dejar tranquilamente a tu criatura en los columpios si está él. Un tío que está pendiente y además controla. Cada equis tiempo se marcha en misión humanitaria al extranjero, últimamente a Afganistán.
Cuenta la leyenda que en una de esas, cuando J.M. aún era teniente y ZP todavía no había irrumpido en nuestras vidas ni había tomado su primera decisión como gran estadista y líder mundial, estando en la cantina de la Base España en Diwaniya (Irak), un grupo de oficiales con medio pedal en lo alto hacían coñas de todo aquel que entraba a tomarse una birra después del servicio. J.M. había tenido un día muy jodido y no estaba para chanzas. Ni para veras. Uno de los oficiales (un mamón con mucho apellido en el Ejercito Español y mucha chulería) hizo un comentario acerca de lo recortado en el tipo de (mi vecino) J.M. a lo que éste contestó bastante serio que él podía ser mu chiquitillo, pero que tenía muchos cojones. El otro, viniéndose arriba, respondió que lo primero saltaba a la vista, pero que lo segundo habría que verlo. Y efectivamente. El pobre imbécil fue lo último que vio, al menos con su ojo derecho, durante más de tres meses, los mismos que estuvo sin poder pronunciar correctamente la palabra aserradero.

jueves, 8 de julio de 2010

SGCI 0181 TTR08J - 09:04:21 - 070810

De pie, de izquierda a derecha: Doña Croqueta, Josema Yuste, Eloy Arenas, Raúl Sender, Andrés Pajares, Alfonso Lussón, Luís Sánchez Polack "Tip".
En cuclillas, de izquierda a derecha: Juanito Navarro, Fernando Conde, Fernando Esteso, José Luís Coll.

jueves, 1 de julio de 2010

SGCI 0180 PGS01J - 10:37:32 - 070110


E. es liberado sindical y se pasa el día toncándose los huevos. Durante un tiempo trabajó de encofrador en empresas subcontratadas en obras públicas, destacando en su faceta de soliviantar por igual a compañeros de tajo y empleadores. Poco a poco le fue cogiendo afición a la actividad sindical, se hizo profesional de las bajas laborales y alcanzó un enorme reconocimiento como piquete informativo las veces que le tocó desempeñar el desagradable papel de impedir que aquellos que querían ejercer su derecho constitucional a ganarse la vida trabajando no pudieran hacerlo cuando otros maltrabajas como nuestro amigo E. decidían que había que secundar una huelga. Llegó a tener agarrados por las pelotas a varios jefes de obra con los que se iba a putas los días de nómina y más tarde logró colarse en los órganos de representación de los trabajadores de la empresa prácticamente de la misma manera, cosechando grandes éxitos de crítica y público en sus locuaces y reivindicativas intervenciones megáfono en mano. Tras quitarse de en medio con malas artes a quienes podían obstaculizar su imparable ascensión al Olimpo de los maltrabajas y felar, dejarse untar por los gerifaltes adecuados y chantajear a unos y otros, hoy como decimos, es un feliz liberado sindical.
Como E. es muy probo y diligente siempre ha puesto mucho cuidado en que absolutamente nadie (excepto otros igual de chorizos que él) conociera el fruto de sus subterfugios, puñaladas traperas, bajadas de pantalones, chantajes y extorsiones a los empresarios, que a lo largo de los años -aparte de la pesada carga que supone reunir en su persona todas las horas sindicales de la representación de los trabajadores de su empresa- se han traducido en dos uvepeós (ático dúplex), una docena de maletines con contraseña a reventar de billetes, suegra y cuñao incluidos en un ERE -con fecha de alta en la empresa en concurso desde el día de su nacimiento- créditos personales cancelados con partidas sin justificar de la empresa, vacaciones en Punta Cana pagadas (a él y a su compañera sentimental de turno) por la empresa o el sindicato y una cartera de acciones y participaciones en varios grupos de sociedades con domicilio social en Gibraltar, francachelas de lujo preteridas.
Dos veces por semana E. se pasa por la sede del sindicato para leerse el Público de gorra y cagarse en los peperos fascistas, sectarios, etc. Se encierra en su despacho y echa un ratico de porno en internet. Reenvía los powerpoints tan graciosos que el informático friki del sindicato se curra y tira de teléfono corporativo para sus gestiones personales del día a día o para enchufar o promover un puesto de trabajo aquí o allá con el perfil de algún amiguete con carnet del partido y al corriente en las cuotas del sindicato. Los días que toca, se reúne en la cafetería de la sede con los compañeros (y compañeras) representantes (y representantas) de las secciones sindicales (y sindicalas) para decidir quién será el desgraciado empresario al que le van a joder la vida durante los próximos meses, ciscarse en los muertos y hacer mofa del compañero derechón de misa dominical, y al terminar dejan una losa de tres cifras con las cervecitas y las racioncitas a cuenta del subvencionado sindicato. Si el tiempo acompaña y no hay más remedio, se alarga a una obra para ver si han abierto ya la zanja esa en la que seguro se va a partir la pierna más de uno de los obreros que se pasan por donde el Coloso de Rodas se pasaba los barcos las normas, instrucciones y obligaciones en materia de Seguridad e Higiene en el trabajo que el director técnico por orden del empresario tiene claramente expuestas y distribuidas por toda la obra -además de figurar claramente en el contrato individual de cada trabajador- y comprueba que los cascos, arneses, chalecos, guantes, botas con refuerzo y demás elementos de seguridad están nuevos flamantes en la garita del material de los obreros. Nadie los usa a no ser que les avisen de que el inspector de trabajo va a hacer la ronda. Total; si hay algún accidente, la culpa va a ser siempre del empresario explotador y asesino aunque haya mostrado la mayor diligencia en el cumplimiento de la normativa, patria y comunitaria. De eso se encarga el abogado del sindicato, que es compañero y muy temido en Magistratura y en los Juzgados de lo Penal.
Lo de llamar a la movilización y la lucha obrera es lo que más palote le pone. Cuando se acerca la fecha en la que hay que negociar un convenio o la incorporación de condiciones particulares a los contratos laborales a E. se le afilan los colmillos y los faxes echan humo con planfletos subversivos. Los días de huelga E. entra en éxtasis: se imprimen pegatinas con llamativas proclamas y se echa a la calle, a emporcar la ciudad de papelitos, rellenar de silicona las cerraduras de los comercios, destrozar un poquito de mobiliario urbano y algún que otro escaparate, amenazar y coaccionar a quien no puede prescindir de los 60 ó 70 euros que le reportará su trabajo diario y a dejar la fachada de la Delegación que toque peor que unas bragas en un día crítico con sus pintadas de aterradores mensajes. Acción sindical pura y dura, todo muy progreta y democrático, defendiendo los derechos de los currelas. En los comités agarra el megáfono y tira de lenguaje sindicalista (la hinchada ruge entregada, agitando sus banderas republicanas); mucho ¡camaradas! (y camarados), ¡compañeros y compañeras, hombres y mujeres trabajadores y trabajadoras!, que si nuestros derechos para arriba, que si la ciudadanía para abajo... y es el primero en amenazar con una huelga incluso antes de que exista la posibilidad de conflicto alguno. Los empresarios, jiñados: se van a enterar esos sucios especuladores, negreros capitalistas.
A E. se le hace el culo agualimón cada vez que hay reunión con algún político de su cuerda y se cierra en banda si las propuestas vienen del enemigo, por muy razonables que sean. A fin de cuentas, no hace más que cumplir con su deber de velar por los derechos laborales y libertades de los subyugados trabajadores a quienes se honra de defender y representar, algunos de los cuales explotados ya se jugaban de verdad el escroto y algo más corriendo delante de los grises mientras él comenzaba a hacerse una idea de cuál es la forma más ___________ de ganarse la vida.