miércoles, 7 de octubre de 2009

SGCI 0144 JV07O - 09:55:33 - 071009

Ofelia. Juan Vida (2003).
Técnica mixta sobre lienzo.
162 x 162 cms.

La envidia es muy mala. Es un sentimiento tan feo como incontrolable, que obliga a uno a entrenarse en la admiración y el respeto al prójimo como terapia para evitar (o superar) el pesar por el bien ajeno. Cosa distinta es que quieras para ti los dones extraordinarios que juzgas en otros, o que te alegres de veras de los éxitos o logros de los demás. Esto es bonito y también incontrolable, aunque posible. Conozco personas enfermas de envidia, malas de natural cuyo egoismo y falsedad no conocen límites, como no podía ser de otra forma, incapaces de luchar contra esos sentimientos y camuflar el hedor que desprende su putrefacto y envidioso corazón. En fin...

En el mundo hay cuatro personas a las que envidio cochinamente por mi natural propensión al deleite sensorial, que no es ni mayor ni menor al de cualquier ser humano normal. Por orden ascendente, la primera de ellas es mi vecino el del B. Tengo muy buena relación con él pero no puedo evitarlo. Cada mañana bajo a la cochera, me siento en mi unidad de desplazamiento y contemplo unos instantes el bicharraco que el muy cabrón tiene aparcado en la plaza de garage de enfrente. Quiero ese coche. Lo necesito para mí.

A mi segundo envidiado tuve ocasión de saludarlo el año pasado. Fue en el palco de honor del Manzanares en el descanso del Atlético de Madrid-Liverpool de Champions. Se llama Nacho Lewin y presentaba El día después de C+. Además, es el propietario del segundo cuadro de Juan Vida que más me gusta, "Aire". Dudé entre hacerle una oferta por la pintura o directamente lanzarme a veinte uñas, aunque la cosa se limitó a cambiar impresiones acerca del partido. Una copia del cuadro cuelga de la pared del salón de casa gracias a mi hermano, así que pensé que podíamos dejarlo estar por el momento.

La tercera persona y segunda más envidiada por mí se llama Edward Burns. Quien esté al tanto de con quién tuvo que echar a suertes en su día el lado del látex de metro ochenta en el que dormir cada noche sabrá perdonar mi bajeza espiritual.

De la persona a la que más envidio sólo sé que es una señora. "Ofelia" formaba parte de la exposición que Juan Vida presentaba en la Galería Rosalía Sender de Valencia en 2005 y esta señora lo compró. Compró ese y otro llamado "Cuando menos se piensa", compañero de "Salta la liebre".

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se comprende que envidies el cuadro: es bellísimo.
Rigoletto

SGCI. dijo...

Si hubieras estado delante de él... Es como el Anillo del Señor Oscuro: te posee.

Jesús Lens dijo...

¡Tú sí que sabes envidiar con gusto!

Anónimo dijo...

Llevas dos semanas sin "producir".
Rigoletto