lunes, 4 de enero de 2010

SGCI 0154 20M14E - 09:54:01 - 011410

Mientras los católicos sigamos siendo sólo un conglomerado heterogéneo de individuos y no una verdadera comunidad fraterna; mientras el mensaje que llega a la sociedad sólo sean las declaraciones de los obispos, las manifestaciones y las misas multitudinarias y no el único que verdaderamente hemos de transmitir; mientras sigamos permitiendo que ellos continúen dogmatizando a sus anchas, decidiendo lo que está bien o mal a los ojos de Dios, sin que ningún sucesor de Pedro dote de una (santa) vez de verdadero sentido su propio invento ese de la sucesión apostólica; mientras sigamos presumiendo de que rezamos por nuestros enemigos en lugar de hacer de nuestra vida una oración; mientras siga sin haber ni una sola muerte (física) por atragantamiento después de comulgar con ruedas de molino, en vez de renacer tras comerse (literalmente) al mismo Jesucristo; mientras sigamos creyendo que el recuerdo de la Última Cena es juntarse cuando toque y celebrar el consabido rito eucarístico en lugar de entregarse y distribuirse como alimento del alma; mientras quien vive de esto sea la imágen que nos llega de la Iglesia Católica en lugar de quien entrega su vida porque cree que no puede ser de otro modo... Mientras siga ocurriendo todo esto y mucho más, ni habrá poesía ni hostias. Ni veremos hombres buenos, ni curas de almas, ni pastores que guíen a su rebaño por el Camino de la Verdad, hacia la Luz y la Vida. Sólo saldrán en la tele o nos sentiremos rodeados de beatos indolentes, analfabetos y pusilánimes, supersticiosos, manipuladores, borregos anestesiados y alienados, escrupulosos mentales, vividores con alzacuellos, sotanas púrpuras o encarnadas con una sola vocación en la vida: hacer de chulos y maltratadores de su propia Madre. Imbéciles, en efinitiva, que seguirán indignándose cada vez que se pregunten por qué hoy día hay quien identifica el crucifijo con un icono de la Conferecia Episcopal.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué estupenda reflexión... qué necesaria reflexión.
Enhorabuena.
Ojalá la Iglesia estuviese llena de católicos como tú.

PD: perdona la intromisión pero, verdaderamente, me has parecido brillante.

Anónimo dijo...

PD 2: Casi olvido lo bien que puedes llegar a escribir; imperdonable olvido cuando se trata de textos como éste que, realmente, tocan el corazón.

SGCI. dijo...

Perdona, pero llevo un rato sin saber bien qué contestarte...