jueves, 1 de julio de 2010

SGCI 0180 PGS01J - 10:37:32 - 070110


E. es liberado sindical y se pasa el día toncándose los huevos. Durante un tiempo trabajó de encofrador en empresas subcontratadas en obras públicas, destacando en su faceta de soliviantar por igual a compañeros de tajo y empleadores. Poco a poco le fue cogiendo afición a la actividad sindical, se hizo profesional de las bajas laborales y alcanzó un enorme reconocimiento como piquete informativo las veces que le tocó desempeñar el desagradable papel de impedir que aquellos que querían ejercer su derecho constitucional a ganarse la vida trabajando no pudieran hacerlo cuando otros maltrabajas como nuestro amigo E. decidían que había que secundar una huelga. Llegó a tener agarrados por las pelotas a varios jefes de obra con los que se iba a putas los días de nómina y más tarde logró colarse en los órganos de representación de los trabajadores de la empresa prácticamente de la misma manera, cosechando grandes éxitos de crítica y público en sus locuaces y reivindicativas intervenciones megáfono en mano. Tras quitarse de en medio con malas artes a quienes podían obstaculizar su imparable ascensión al Olimpo de los maltrabajas y felar, dejarse untar por los gerifaltes adecuados y chantajear a unos y otros, hoy como decimos, es un feliz liberado sindical.
Como E. es muy probo y diligente siempre ha puesto mucho cuidado en que absolutamente nadie (excepto otros igual de chorizos que él) conociera el fruto de sus subterfugios, puñaladas traperas, bajadas de pantalones, chantajes y extorsiones a los empresarios, que a lo largo de los años -aparte de la pesada carga que supone reunir en su persona todas las horas sindicales de la representación de los trabajadores de su empresa- se han traducido en dos uvepeós (ático dúplex), una docena de maletines con contraseña a reventar de billetes, suegra y cuñao incluidos en un ERE -con fecha de alta en la empresa en concurso desde el día de su nacimiento- créditos personales cancelados con partidas sin justificar de la empresa, vacaciones en Punta Cana pagadas (a él y a su compañera sentimental de turno) por la empresa o el sindicato y una cartera de acciones y participaciones en varios grupos de sociedades con domicilio social en Gibraltar, francachelas de lujo preteridas.
Dos veces por semana E. se pasa por la sede del sindicato para leerse el Público de gorra y cagarse en los peperos fascistas, sectarios, etc. Se encierra en su despacho y echa un ratico de porno en internet. Reenvía los powerpoints tan graciosos que el informático friki del sindicato se curra y tira de teléfono corporativo para sus gestiones personales del día a día o para enchufar o promover un puesto de trabajo aquí o allá con el perfil de algún amiguete con carnet del partido y al corriente en las cuotas del sindicato. Los días que toca, se reúne en la cafetería de la sede con los compañeros (y compañeras) representantes (y representantas) de las secciones sindicales (y sindicalas) para decidir quién será el desgraciado empresario al que le van a joder la vida durante los próximos meses, ciscarse en los muertos y hacer mofa del compañero derechón de misa dominical, y al terminar dejan una losa de tres cifras con las cervecitas y las racioncitas a cuenta del subvencionado sindicato. Si el tiempo acompaña y no hay más remedio, se alarga a una obra para ver si han abierto ya la zanja esa en la que seguro se va a partir la pierna más de uno de los obreros que se pasan por donde el Coloso de Rodas se pasaba los barcos las normas, instrucciones y obligaciones en materia de Seguridad e Higiene en el trabajo que el director técnico por orden del empresario tiene claramente expuestas y distribuidas por toda la obra -además de figurar claramente en el contrato individual de cada trabajador- y comprueba que los cascos, arneses, chalecos, guantes, botas con refuerzo y demás elementos de seguridad están nuevos flamantes en la garita del material de los obreros. Nadie los usa a no ser que les avisen de que el inspector de trabajo va a hacer la ronda. Total; si hay algún accidente, la culpa va a ser siempre del empresario explotador y asesino aunque haya mostrado la mayor diligencia en el cumplimiento de la normativa, patria y comunitaria. De eso se encarga el abogado del sindicato, que es compañero y muy temido en Magistratura y en los Juzgados de lo Penal.
Lo de llamar a la movilización y la lucha obrera es lo que más palote le pone. Cuando se acerca la fecha en la que hay que negociar un convenio o la incorporación de condiciones particulares a los contratos laborales a E. se le afilan los colmillos y los faxes echan humo con planfletos subversivos. Los días de huelga E. entra en éxtasis: se imprimen pegatinas con llamativas proclamas y se echa a la calle, a emporcar la ciudad de papelitos, rellenar de silicona las cerraduras de los comercios, destrozar un poquito de mobiliario urbano y algún que otro escaparate, amenazar y coaccionar a quien no puede prescindir de los 60 ó 70 euros que le reportará su trabajo diario y a dejar la fachada de la Delegación que toque peor que unas bragas en un día crítico con sus pintadas de aterradores mensajes. Acción sindical pura y dura, todo muy progreta y democrático, defendiendo los derechos de los currelas. En los comités agarra el megáfono y tira de lenguaje sindicalista (la hinchada ruge entregada, agitando sus banderas republicanas); mucho ¡camaradas! (y camarados), ¡compañeros y compañeras, hombres y mujeres trabajadores y trabajadoras!, que si nuestros derechos para arriba, que si la ciudadanía para abajo... y es el primero en amenazar con una huelga incluso antes de que exista la posibilidad de conflicto alguno. Los empresarios, jiñados: se van a enterar esos sucios especuladores, negreros capitalistas.
A E. se le hace el culo agualimón cada vez que hay reunión con algún político de su cuerda y se cierra en banda si las propuestas vienen del enemigo, por muy razonables que sean. A fin de cuentas, no hace más que cumplir con su deber de velar por los derechos laborales y libertades de los subyugados trabajadores a quienes se honra de defender y representar, algunos de los cuales explotados ya se jugaban de verdad el escroto y algo más corriendo delante de los grises mientras él comenzaba a hacerse una idea de cuál es la forma más ___________ de ganarse la vida.

2 comentarios:

SGCI. dijo...

Contrariamente a lo que pueda parecer, estoy convencido de que es imposible que exista ningún liberado sindical que responda al satírico perfil que se desglosa en esta entrada.
E. existe, pero en realidad es un peligroso funcionario de alto nivel que presta sus servicios en la Agencia Tributaria. Tiene toda la cara de Medina Cantalejo y fue él quien sugirió el tema del liberado sindical después de las historias que G. nos contó sobre las obras del metro ligero. Además, el Google Analytics muestra que su IP es la única ubicada en Ciudad Real fiel a este blog.

E. dijo...

Jajaja, nunca me habían comparado con Medina Cantalejo. Acabo de buscarlo en google y no puedo decir que andes muy descaminado.

Muy buena la entrada del liberado sindical.
Yo también estoy convencido de la imposibilidad de que ese tipo de personaje que has descrito pueda existir...