miércoles, 31 de marzo de 2010

SGCI 0165 NNO31M - 10:44:36 - 033110

Una vez, cuando era joven, le puse a Los Ramones y se volvió loco. Durante un buen rato estuvo corriendo sin parar al rededor de mis piernas, de las patas de la mesa, de los sillones, dando saltitos, haciendo cabriolas en el aire y marcando el territorio. Luego estuvo lamiéndome las manos con su lengua finísima, caliente y áspera. Estuvo bebiendo agua como si no fuera a hacerlo otra vez en su vida y se quedó dormido. Perdió el equilibrio y ni siquiera se despertó. Se quedó así, estirado, con la carita apoyada en las patas, hinchando los pulmones y soltando el aire ruidosamente hasta que poco a poco se fue calmando, y con él, todas las cosas que le rodeaban.
Anoche no quiso comer nada. Era muy mayor y llevaba algún tiempo así, y aunque estábamos preparados nos daba miedo que llegara el momento. A las cuatro de la mañana T. se levantó a darle un poco de agua. Lo acunó un momento; supongo que se estaba despidiendo de él. A las siete y media ya respiraba muy despacito. M. lo cogió en brazos y se sentó en el sillón. Él se quedó dormido mientras ella le acariciaba la cabecita. A las ocho y media su corazón ha dejado de latir. Nano ya está en el Cielo. Seguro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

I don't want to be buried in a pet sematary...

Anónimo dijo...

Doloroso. Los animales viven con nosotros y dejan su hueco cunado se van. Curra era unba gata que apareció por el apartametno de la playa, maltratada evidentemente, cuando mis hijos eran pequeños. Le pusimos leche, y cuando llegó septiembre, nos la trajimos y ha estado con nosotrs catorce años, hasta que la leucemia se la llevó. Conozco el sentimiento de tu post.
Un abrazo.
Alberto

SGCI. dijo...

Gracias.
Qué pena más grande. Qué bueno era.